domingo, 7 de abril de 2013

EXTRATERRESTRES


En el Club de Prensa Nacional de Washington y entre los días 29 de abril al 3 de mayo, tendrá lugar la Audiencia Global para la Revelación al Público del fenómeno extraterrestre. Nada menos que 40 investigadores y miembros de agencias militares, así como testigos presentarán públicamente su testimonio durante 30 horas a lo largo de cinco días. La presentación de los testimonios se dirigirá a los miembros del Congreso de los Estados Unidos de América en un evento sin precedentes históricos. Esta iniciativa tiene un lema asociado: “Si el Congreso no hace este trabajo, la gente lo hará” 
El evento será retransmitido en: Inglés, Español, Chino, Hindú, Japonés y Árabe. 

(Misterios de la Astrofísica) (http://www.citizenshearing.org/)

Como siempre ha sucedido en la Historia, tienen que ser los propios ciudadanos los que hagan el trabajo. Los políticos son presas de a quienes sirven –los intereses económicos y geoestratégicos, nunca el de los ciudadanos- y, por encima de la política, hay unos intereses de los pocos que realmente gobiernan el mundo que hasta ahora no han permitido que la verdad sea conocida. Y esos “Pocos” pero muy poderosos, siempre estuvieron junto a nosotros, viven miles de años, conocen todas las dimensiones y dominan todas las artes de la alquimia y de toda ciencia. Les pertenecemos y nos utilizan para sus juegos más maléficos. Lo que somos y seremos, dicen, se lo debemos sólo a ellos. Les pertenecemos y continuamos siendo sus esclavos. 

Son muchas, por no decir casi todas, las estructuras que tendrán que ser reestructuradas y reemplazadas en el planeta. Y será siempre y cuando tomemos conciencia y los descubramos de las sombras donde habitan en nuestro mundo, ya sea en los fondos marinos, en las profundidades de la tierra, en los polos helados o en los grandes palacios. Porque, a pesar de todo y de lo que ellos puedan decir, este mundo nos pertenece, aunque sólo sea por el tiempo que llevamos en él y por tanta y tanta sangre que en él hemos derramado. Ya va siendo la hora de que alcancemos nuestra mayoría de edad como civilización y con todas las consecuencias. Es el gran paso que nos queda por dar, para optar a participar de este Universo que hasta ahora lo hemos considerado sólo nuestro y del que desconocemos absolutamente todo. Nuestra forma de pensar tendrá que cambiar y aprenderemos a entender qué somos y a qué nos debemos. Y a diferenciar los dioses de Dios.  

Desde que abandoné mi niñez tuve claro que aquí pasaba algo raro. Lo que me contaban y leía en los libros no me satisfacía y me provocaban más y más preguntas a las que no hallaba respuesta. Me parecía lógico elevar mis pensamientos y reflexiones del suelo de una realidad presa de tres dimensiones y del impuesto y obligado oscurantismo. Sólo en libros antiguos encontraba seguridad a mis ilimitadas deducciones. Cómo era posible que, en dichos libros, se dijera una y otra vez que el protagonista no era de este mundo y nadie cayera en la cuenta. Se abrazaban a una explicación falsamente espiritual y llena de parábolas, sin darse cuenta de que todo era más sencillo. Incluso veía viajes espaciales y ovnis disfrazados de “carros de fuego”, cielos que tronaban e infinidad de hechos que, en la época, pudieran pasar como milagros y debidos al poder de Dios, pero que en siglo XX ya podrían tener otras explicaciones más reales. Enoc y los apósteles viajaron por el espacio y, quizás, fueron los primeros hombres, de nuestra era, en ver la Tierra desde fuera. Hasta la concepción virginal de María podría ser, hoy, explicada por la inseminación artificial.

La educación y el conocimiento de todas aquellas gentes era el que era, nada comparable al nuestro y así es fácil atribuir a Dios –como ser supremo y todopoderoso-, las cosas que no le corresponden. Siempre he pensado que Dios tiene que ser algo más, mucho mayor que todos esos dioses. Yo también puedo ser Dios (Me libre, por favor): si aterrizo en cualquier selva y me encuentro con los nativos que jamás hayan visto a otro distinto de su tribu. Con sólo prender el encendedor ya se asustarían y todo lo demás sería cuestión fácil. A unos pocos les contaría la verdad a cambio de mantenerme el secreto, les daría privilegios y les daría poder sobre los suyos. Les enseñaría las materias de la ciencia, de la tecnología, de la ingeniería, de la medicina, de la informática y, siempre, conforme a mis intereses. Yo ejercería de Dios. Les castigaría cuando hicieran algo que yo no viera correcto y jugaría con ellos para distraerme y divertirme. Me aprovecharía de sus energías –que ellos mismos desconocen- para adquirir aún más poder. Los mantendría bajo mi tutela al precio que fuera necesario. Yo jugaría a ser Dios con esa raza de primitivos… Tengo los poderes necesarios. Pero no soy ningún Dios, sólo un ser más avanzado.

Así, más o menos, creo que habrá sido nuestra historia. A unos pocos se les han ido pasando los conocimientos, son los sumos sacerdotes, las sociedades secretas y esotéricas. Se han ocupado de tenernos controlados y en la ignorancia de la verdad, siguiendo las instrucciones de los extraterrenos. Ellos, unos determinados extraterrestres mucho más avanzados, han estado administrando nuestra verdadera Historia, la miseria y la podredumbre que nos aprisiona y que nos mantiene en los límites de lo más absurdo. Además habría que averiguar si esos que llegaron y nos crearon realmente tienen todo el poder del Universo. “Díjose entonces Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen y a nuestra semejanza…” Me llama la atención la palabra “a nuestra”, ¿No es Dios uno? ¿Son varios? Y esos que nos crearon ¿Eran los buenos o los malos?  Porque el Universo es muy grande, quizás demasiado, y haya, como aquí, los buenos y los no tan buenos. ¿Quiénes fueron nuestros creadores? ¿Los ángeles caídos? Tendría sentido que hubieran sido ellos, después de echar un ligero vistazo a nuestra Historia pasada y presente de guerra y de muerte. De no permitirnos otro tipo de progreso y de evolución que nuestra destrucción programada en determinados períodos de tiempo.

Esos libros antiguos, que no son todos los que fueron -se encargaron de quemarlos y destruirlos-, han sido manipulados con la intención de crear confusión en las mentes condicionadas y chantajeadas desde niños. El poder que delegan ha de permanecer en las manos adecuadas, en aquellos más fieles al cumplimiento de sus secretos. A cambio, riquezas y vidas repletas de goces y poderes mundanos.

No ya sólo son los libros antiguos las fuentes más claras, sino también en la moderna arqueología (De sus comienzos en siglo XIX) que tantas y tantas pruebas de construcciones, objetos y conocimientos ajenos a la época descubierta nos han procurado. Y tantos descubrimientos que nos han sido obligatoriamente ocultados o simplemente descartados por no contar con los argumentos ni explicaciones suficientes que el conocimiento actual dispone. Y del número de posibles civilizaciones perdidas con un alto desarrollo técnico y humano. Datos y datos que nos alertan de incongruencias históricas y de destrucciones casi totales de otras civilizaciones anteriores a la nuestra. La ignorancia de nuestro propio pasado es más que absoluta. Y ese desconocimiento ha tenido que ser obligado, alguien y de forma deliberada no ha querido que supiéramos nada de nuestro pasado.  Permanecemos dando vueltas a una rueda como los hámsters.

Incluso se recogen luchas entre distintos seres extraterrestres y siempre salieron victoriosos los mismos que hoy nos controlan y dominan, los luciferinos, los satánicos, los de Belcebú. Ángeles caídos en otros mundos y que propagan su dominación de oscuridad allá donde aterrizan. Ellos dominan nuestro mundo y sus más altas instancias políticas, económicas, sociales, religiosas, militares y lo hacen bajo el secreto y nuestro desconocimiento de la verdad de las cosas de nuestro mundo y de los otros.

El ser humano es una gran incógnita para él mismo. Y la paradoja está en que no sabiendo nada sobre nosotros mismos, estoy seguro de que el Universo está lleno de vida extraterrestre inteligente. Dios no habría cometido el disparate y el despilfarro de hacer un Cosmos infinito y un ser superior al resto de los seres irracionales, para vivir sólo en un minúsculo planeta de un minúsculo sistema solar, de una minúscula galaxia.

Lo importante es que, quizás, seamos espectadores de los mayores acontecimientos jamás producidos. Quizás los velos de la verdad sean retirados, vencidos los ángeles caídos que aún nos gobiernan e iniciada la gran andadura de nuestra Humanidad, la gran liberación de nuestras individualidades y potencialidades, la gran comunión con nuestros hermanos mayores y buenos del Universo. Será necesaria la ayuda, también externa, de otros y ésta no será posible hasta que entendamos esta parte de la realidad universal. La mayoría de la gente lleva siglos y siglos creyendo en un dios al que nadie ha visto jamás y echan mano de lo que llaman fe para justificarse. Sin embargo, se muestran contrariados en aplicar esa misma fe en este tema extraterrestre. No cabe duda, no es lo mismo, por que, mientras aquel dios no me da problema alguno, éstos me romperían todos mis esquemas, toda mi ciencia, toda mi fe.

No nos queda otra. O nos elevamos y rompemos con todas estas cadenas e incongruencias y salimos de esta Matrix o seguiremos siendo sacrificados por el juego que más les gusta: destrucción y fuego, guerras.

Así, aunque me parezca triste que estemos aún con estos planteamientos, por la ocultación de los ángeles caídos y la colaboración necesaria de todos los que son y omisión de nuestro deber de buscar la verdad y nuestra liberación, doy por bienvenida a esta Audiencia Global para la Revelación al Público del fenómeno extraterrestre. Una oportunidad se abre a la verdad. Les deseo el mayor de los éxitos para la concienciación de los incrédulos y acomodados congéneres de nuestro planeta. Nos jugamos el futuro más inmediato… Nos jugamos nuestro ascenso a otros niveles de evolución y porque la Paz del Universo siga ampliándose.

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