martes, 19 de abril de 2011

LOS AFECTADOS DE VALCÁRCEL Y DE OTROS COMO ÉL

Los 180.000 desempleados, de donde nacen los miles de familias que han perdido sus hogares (las querían para vivir, no para especular) y quedan empeñadas de por vida,  y en donde nacen los miles de jóvenes sin futuro alguno, ni tan siquiera la esperanza les queda.

Las 9.000 empresas que, en la mayoría de los casos, han tenido que cerrar por las deudas que los Ayuntamientos y la propia Comunidad Autónoma les deben y no les pagan. Y por la pésima gestión de nuestros recursos que, ustedes –nuestros gestores-, han hecho en estos 16 años.

Los cientos de farmacéuticos que, en toda la región, llevan meses sin cobrar por las medicinas que nos han dispensado. Y que desconocen cuándo cobraran. Hasta ahora han ido aguantando. ¿Cuánto más podrán hacerlo?

Los pequeños comerciantes que, ante el decidido apoyo institucional a las grandes superficies, se ven abocados al cierre de sus negocios.

Los 55.000 funcionarios que vieron disminuidos sus salarios y sus derechos laborables.

Los disminuidos físicos y psíquicos que no reciben las ayudas prometidas.

Los colectivos y ONG que han dejado de recibir las subvenciones que les permitían atender a miles de personas. Incluida Cáritas que anda hasta el cuello de gentes a las que poder dar de comer y sin recibir las ayudas prometidas.

Los miles de enfermos mentales que han aumentado por la ruina a la que les han conducido.

Los miles de inmigrantes que han visto rotas sus esperanzas de tener una vida y que ustedes han defraudado y frustrado.

Los miles de viejos y viejas que no han recibido su derecho conforme a la Ley de La Dependencia.

Los enfermos a los que retrasan y retrasan sus curaciones.

Los pacientes que esperan y esperan sus pruebas diagnósticas y que pueden empeorar sus síntomas por el transcurso del tiempo.

Las voluntades de los ciudadanos que son manipuladas por el voto que les requisan. Bien por la compra del mismo, bien por el chantaje del puesto de trabajo, bien por su ancianidad, bien por sus promesas de un trabajo que nunca tendrán, bien por cualquier tipo de coacción de la que ustedes sean los únicos malhechores.

Los 500.000 mil ciudadanos, de esta Región, en situación de extrema pobreza.

Y los más afectados de todos, de esta cruda realidad, de esta anunciada ruina, son ustedes, los que han permanecido callados, los cómplices necesarios. Su silencio les acusa. Son tan culpables como él. Han permitido, han colaborado en el hundimiento de esta Región de Murcia. En su conciencia (si la tienen) lo llevan y, si no, ya les llamará ese Altísimo al que tanto veneran y se encomiendan o quizás no sea ese y sea otro. El Real, El del Amor y El de La Verdad, el que tuvo la valentía y el coraje de enfrentarse con los fariseos del templo. Él será quien los juzgue, con toda la misma severidad con la que ustedes han actuado en contra de la gran mayoría de los ciudadanos de esta región y del mundo.

Y habrán de ser marcados a fuego como a las bestias. Su desmedida ambición, su codicia, su prepotencia y egoísmo serán juzgados, sépanlo. Yo si creo en ese Dios y no en el de las hipócritas procesiones, ni en el de las romerías a caballo o a pie. Tampoco en el retratado en tanta imagen convenida, manida y al gusto del personal de cada época y tiempo. Tampoco en las vírgenes, ni en los santos de tanta talla de alevosías llena.

¡Ustedes, los cómplices necesarios para esta pérfida gobernanza, sufrirán, no en sus bolsillos (bien repletos de riquezas ajenas) ni en sus continúas pantomimas, ni siquiera en sus hipócritas palabras, tampoco en los sumarios judiciales, lo sufrirán en sus almas! Porque Éste no es como su dios justiciero, Éste será quien vea la luz en sus almas, si la han aumentado o la han cegado. No es Él el que premia o castiga, somos nosotros mismos los que encendemos o apagamos la luz que nos fue dada. La luz nos es para que brille más el oro o la extensión de nuestras haciendas. La luz, si es luz, es una parte de Él, porque las riquezas que hayan ganado, quitándoselo a los otros, se quedarán aquí, junto al barro o al polvo de los caminos (como los tesoros de los faraones que, ni siquiera con la barca que les acompañaba, les sirvió para algo),  y nuestra luz se irá a La Suya, de donde todos fuimos hechos.   

¡Ustedes y todos los que son como ustedes  han hecho de este paraíso, el infierno que es! Su desmedido afán por la riqueza, por el dinero, por la posesión, por el poder, los convirtió en sirvientes del mal. Han pretendido justificar de mil maneras sus propios atropellos, disfrazarlos con circunloquios para la confusión de las gentes a las que se les arrebata su pan y hasta el aliento. ¡Ustedes son la escoria de esta raza llamada Humana! ¡Ustedes, los que se apropian de las confianzas de los desamparados para utilizarlas en su contra! ¡Ustedes son los traidores de nuestra raza, ustedes y los que como ustedes son! ¡Ustedes se despojaron de la humildad creyéndose los amos del Universo! ¡Cuánta ignorancia! Se rodean de palmeros que les adulan y alientan y se crecen. ¡Cuánta ignominia y mentira! ¡Ustedes fomentan el mal y sea, seguro, por que en sus venas no corre la sangre limpia y en su alma ya no brilla luz alguna!

Y mientras les llegue la justicia divina, seamos simplemente consecuentes con ellos. Apliquemos el poder que tenemos. Echémosles. Nuestra democracia lo posibilita. Hagamos uso de nuestra voz y de nuestro derecho. Echémosles. No nos dejemos manipular más, seamos sensatos. No seamos también cómplices (por omisión) de esta farsa. Limpiemos nuestras casas de tanto sinvergüenza y falso gestor. Echémosles. No son más que nosotros, nosotros somos más. Han dispuesto, como nadie, de 16 años de gobierno para traernos, a cambio, sólo la miseria y la ruina a la mayoría de los ciudadanos. Cualquiera antes que ellos. La careta y el disfraz ya han sido derribados

La razón está de nuestro lado. ¡Echémosles!


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