domingo, 10 de abril de 2011

LA CENICIENTA REGIONAL Y LA CARTAGENA REAL

Al margen de lo que el partido en el gobierno de nuestro Ayuntamiento, PP, quiera vendernos, existe una Cartagena que es la REAL y no sólo el eje Plaza de España-Héroes de Cavite.

Ningún partido político ha dispuesto como el partido popular, de 16 larguísimos años continuados en la gestión de nuestros recursos económicos y sociales como municipio. Los cartageneros así lo quisieron.  No es posible, por ello, hablar de que ha faltado tiempo para la realización de tal o cual proyecto. Lo han tenido. Ni tampoco que no fuera esa la voluntad de los cartageneros.

La Cartagena Real de hoy es más pobre y endeudada que en 1995. Al día de la fecha, incumpliendo las leyes, Pilar Barreiro, nuestra alcaldesa, aún no ha cerrado, y presentado públicamente las cuentas del 2010, como tampoco sus gastos de protocolo. ¿Hay algo que se pretenda esconder al conocimiento de los cartageneros? ¿Pretende llegar al 22 de mayo sin hacerlo? Sería un síntoma de lo que, para ella, es la democracia.

Parece ser que altos dirigentes de la empresa Fomento y Construcciones la visitaron hace poco. Que la deuda de nuestro consistorio, con ellos, ya es demasiado alta. ¿Qué cómo piensa pagarles? Otras deudas son con Aquagest, Iberdrola y bancos y cajas a los que, difícilmente, se podrá atender en los plazos. Habría que añadir a los proveedores y empresas que trabajan para el municipio. Un dato, en Aquagest, las bajas del contrato del agua de los cartageneros, han aumentado por encima del 200%. Y subiendo.

Todos sabemos, ligeramente (no tenemos los datos reales, todos), que la situación económico-financiera de nuestro ayuntamiento y aledaños es jodía. Quizás se nos oculte a propósito. Ante tanto celo en ocultar la verdad, habría que convenir en que nuestro Ayuntamiento está en la Unidad de Cuidados Intensivos (ya saben, donde no se permiten las visitas)  y de esta enfermedad –esperemos no terminal-, cuanto menos sepamos, mejor para ella y su gobierno.

Esta situación no ha sido, en todo, producto de la crisis. La gestión de unos políticos confiados en sus mayorías absolutas, la falta de unas oposiciones fuertes y ejemplarizantes y el desprecio total a los ciudadanos, son el caldo de cultivo del que se obtienen los resultados reales de una decadencia anunciada.

Durante los años buenos, se liaron la manta a la cabeza y empezaron a pedir préstamos y préstamos a los bancos. A incrementar los gastos corrientes, subidas salariales inviables,  más contratación de personal y caprichitos que, mejor, silenciados. Reflejo de un desbarajuste tan imperante como obvio. Obras eternas, reformas de las mismas una y otra vez. Desbarajuste de los presupuestos iniciales. Reformas de las reformas. Presupuestos municipales anuales que se presentan a mediados del año en cuestión. Listas electorales que se dan a conocer justo antes de que el plazo expire. Todo lo hacen mal, tarde y nunca. La planificación, la organización, el sentido común y, por encima de todo, el interés del ciudadano cartagenero, brillan por su ausencia. A los cartageneros todo nos sale mucho más caro de lo que debiera. Saquen sus cuentas: vean qué es lo que tenemos, vean lo que nos ha costado, vean cuánto es lo que debemos y cuántos son los desempleados (inclúyanme)

Escasísimas han sido las iniciativas empresariales en estos 16 años; aunque ha viajado por todo el orbe gracias a La Mar de Músicas. Y cansada de tanto ajetreo, se retira de diputada en Madrid, con una prima de 1.500 euros por pleno. El polígono industrial de Los Camachos aún duerme el sueño de los incapaces. Ni una sola objeción a todo cuanto el virrey, de más allá del Puerto de La Cadena, haya decidido en contra de los intereses de nuestro municipio y comarca, véase la futura ZAL del corredor ferroviario del mediterráneo. Ni la limpieza de los terrenos de lo que fue Potasas, más de 10 años; ni tampoco los de Zincsa, más de 4. Y en ésta, encima, no diciéndoles toda la verdad a los trabajadores y mareando entre unos y otros la perdiz. No salió como hubieran querido, es verdad. Pero llegará el día, o el año de la recalificación, tiempo al tiempo. Los que fueron sus trabajadores que con su pan se lo coman, y eso si lo tienen.

Cartagena lleva sufriendo 16 años de silencio obligado. Aquellos, los del reino, y éstos, los del si señor, amordazaron nuestras voces. Cartagena ya no cuenta como antes en el resto de La Región. Nos han ubicado como una pedanía más de esta Región impuesta. Y todo nuestro potencial secuestrado, uno, el posible y el otro durmiendo en los laureles de una historia de gentes vivas, despiertas, inquietas, reivindicadora, emprendedora y amantes de lo justo, que se nos va olvidando de generación en generación. Hasta la sana ironía y el justo sarcasmo van desapareciendo de nuestra ancestral idiosincrasia. En zombis nos están modelando.

Mucha fiesta y si señor.

Ni una sola gestión para la creación de nuestra natural comarca del Campo de Cartagena, ni le comento ya, de la legítima e histórica reivindicación de la provincia. A los oligarcas de la capital, políticos sobre todo, cualquier iniciativa que propugne una fuerza reivindicativa en nuestra zona es objeto de cortocircuito. Como con lo del tranvía del FEVE, una iniciativa de cohesión comarcal, que abarca a todos los ámbitos sociales de la misma. Tanta es la cortedad de sus pensamientos. Obviando a Cartagena y su Comarca, es negarle al resto de La Región un mejor desarrollo. Ellos son el ombligo de este cuerpo mal llamado Región de Murcia, por ende. Y de tanto engordar tendrá que reventar, por insostenible. Ningún centralismo es bueno y menos cuando es a ultranza como éste.

En fin, que tendremos que pagar durante años y años la alegría de una gestión política y pública de alguien que nos ha ido sustrayendo nuestro coraje y valentía; nuestra capacidad a la  crítica y a la disconformidad. Y digo en fin, porque haría falta un rayo celestial que alumbrara a tanto zombi suelto. Mientras, a pagar el desaguisado.

¡Cartagena!, ¡Cartagena!, ¡quién te ha visto y quién te ve!

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